Las batallas

Las batallas


Las Batallas
O
Por que? El tonto de Ulises volvió?

El arte de la guerra, desde siempre a sido el gran "hobby" humano por excelencia.
Pero por que las batallas?
El ser humano desde siempre, movido por su ambición, ha tenido el gusto por las batallas o por las luchas (Ojo! no se lea Luisas), siempre las luchas.
Desde el génesis del tiempo, cuando nuestros cavernarios abuelos aun no habían enderezado sus primitivas espaldas, tenían muy en el interior de su instinto, la necesidad por la lucha. La lucha por la vida, en este caso.
Estos primitivos hombres debían llenar sus necesidades básicas, como, la posesión  de la hembra mas fecunda de la manada, cosa que no era nada fácil, pues tenia que vérselas, con otros cavernarios a veces más fuertes que él. Claro que nuestros "abuelos", no se caracterizaban por su inteligencia, así que el cavernícola en cuestión, casi siempre se fijaba en la mujer del jefe de la manada... Y ahí te va el trancazo que terminaba con la humanidad del pobre cuadrumano sumergida en una extraña materia de acre olor que casi siempre estaba en la letrina de la cueva.
O peor aun, cuando tenia que procurarse una  guarida independiente, cuando a la señora de la "cueva", se le ocurría que ya era hora de cambiarse a un barrio de mas "altura" y el pobre cavernícola, con el poco seso que poseía,  tenia que ingeniárselas, para conseguir un habitáculo en lo alto de alguna colina o algún barranco o peor aun, en lo alto de un árbol, con el consecuente peligro que significaba vivir en la cima de un árbol en época de lluvia, así que huelga decir que mas de una vez alguno de nuestros cavernarios abuelos murió con la cola y algunas otras zonas aledañas, vulcanizadas por obra de algún rayo que desataba su furia en los bajos fondos ya mencionados.
También tenia que vérselas con la consabida necesidad de conseguir el sustento para la cueva, o sea el alimento, claro que este tema, hasta ahora, tiene y tenia connotaciones que en algunas ocasiones tocaban lo aberrante. Como en el clásico caso de los femeniles antojos que vienen de yapa, con la dulce espera. Así que, en algunas ocasiones o mejor dicho, casi siempre, a la señora de la cueva se le ocurría que a las tres de la mañana y con una torrencial y prehistórica tormenta, deseaba tomar leche fría. El pobre cavernario hacia
memoria y aterrorizado llegaba a la conclusión de que en la mañana había olvidado ordeñar al mamut. Así que entre ataques histéricos, amenazas de suicidio e improperios de toda naturaleza, ante la "ofensiva"  negativa de salir de la cueva, en aras de la integridad física del pobre cavernario, este, tenia que salir a las tres de la mañana y con una infernal lluvia, a ordeñar al mamut, que dormía plácidamente.
Resultado. El infeliz cavernícola quedaba gravemente herido, porque el señor mamut no veía con muy buenos ojos que cualquier cuadrúmano ande trajinando las tetas de su señora y menos a esas horas de la madrugada. Caracho!.
En fin, como podrán ver, nuestros primitivos antecesores paradójicamente, tenían que luchar para vivir y vivir para luchar, y aunque esto parezca irónico, era la triste verdad de nuestros antepasados y lastimosamente una verdad absoluta que hasta hoy sigue vigente.
Bien. Viajemos por el tiempo y recordemos a esos mitológicos Argonautas que se lanzaron en una casi imposible empresa: Conquistar el Vellocino de Oro...
Y se preguntan como?... Pues acertaron: Haciendo uso del tan antiguo y nunca bien ponderado "hobby" humano.
Pero las cosas no quedan ahí. Hagamos un poco de memoria y traigamos a nuestra memoria la gran batalla por Helena, que Griegos y Troyanos libraron por más de diez años.
Y se acuerdan de Ulises que tuvo que andar otros diez años mas, como judío errante por las aguas de los mares helénicos, luchando contra cíclopes, monstruos que de un sorbo aspiraban todo el mar, sirenas (ahora se les dice así), que con sus celestiales cantos, enloquecían a los marinos, y un sin numero de "macanas" que el pobre "Ulisitos" tuvo que chupárselas, porque los grandísimos dioses se las traían con el y además porque a los héroes griegos les encantaba sufrir porque... Bueno porque todos los héroes griegos eran así. Y para que?. Para que a su regreso encontrara su casa llena de los amantes de su querida y "fiel" esposa... Y bueno nuevamente a luchar contra los pretendientes de su mujercita (En respeto a su memoria de ahora en adelante los llamaremos así... Pretendientes no Mujercitas), a los cuales tuvo que matarlos porque no querían pagar el alquiler del palacio que estaban ocupando, que además era el de Ulises. Y para colmo de males (para ellos), querían casarse con Penélope.
La verdad es que su honor, su mujer (y también los alquileres devengados) estaban en juego y Odiseo, tuvo nomás que lanzarse a la lucha y liquidar a los pretendientes. Claro que primero les hizo pagar los alquileres que adeudaban. Bueno, lo primero es lo primero.
Bien. Después de tan saludable matanza, para Ulises, digo saludable porque últimamente, con eso de que los dioses le tenían envidia, nada le salía bien. Ustedes ya saben la historia.
Recapitulemos. Después de tan saludable matanza, para  Ulises por supuesto, porque la muerte no es muy saludable que digamos, para nadie y menos si el muerto es un mismo.
Como se imaginaran, él, quedo completamente "Desconchiflado" (No busquen esta palabra en el diccionario, porque es invento mío, de mi solito, de mi cabeza), el cuerpo lleno de sangre, sus ropajes al estilo Gloria Trevi, su rostro en un estado lamentable y las axilas como nido de pato de tanto sudar, porque matando se hace un buen ejercicio.
Con este moderno "Look" lo único que nuestro querido Ulisitos atino a hacer fue correr a los brazos de su adorada esposa, para tomarla en los suyos, besarla apasionadamente y darle una gran sorpresa. Pero la verdad de las cosas es que Odiseo ni siquiera alcanzo a gritar SORPRESA!, Porque a Penelope se le ocurrió preguntarle, a boca de jarro, que le había traído de recuerdo de Troya... Y después de la tremenda escena que Penélope le armo por lo egoísta que había sido su maridito al no traerle nada de su "Tour" por el archipiélago Griego  y después de haberle recordado hasta el cansancio que el solo piensa en si mismo y gasta toda su plata comprando espadas. Lo único que Ulises pudo hacer es preguntarse, por que diablos no se había quedado a vivir con el cíclope o por lo menos porque en vez de regresar a su casa, no se había ido a vivir donde los cangrejos van cuando mueren...
En fin, esta otra lucha, con las mujeres, es una que los hombres vamos a ganar solo cuando los asnos se vuelvan médicos... (O era al revés?).

Abur lector.

José Zabalaga Ortega


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