Hace mucho que en Oruro rebasamos ampliamente los linderos de lo ridículo. Desde los scouts que insisten en el uso del vetusto uniforme de pantaloncillo corto, con las medias hasta la rodilla flanqueadas por enromes borlas de lana, pasando por un político de marras que años antes se ponía ch’ulo indígena para fingir una falsa pertenencia y obviamente pasando por las bandas estudiantiles disfrazadas de aguerridos soldaditos.
Ayer no mas, leí un sesudo articulo en La Patria que consistía en una diatriba a los ridículos uniformes paramilitares de los imberbes integrantes de las estudiantiles bandas.
Debo admitir que estoy completamente de acuerdo con ese artículo… o en rigor, estaba de acuerdo.
Después de pensarlo y repensarlo, llegue a la conclusión que antes de hacer una furibunda diatriba o rasgarnos las vestiduras a favor o en contra.
Deberíamos atesorar estas manifestaciones de la quintaesencia de lo kitsch. Esta suerte de sublimación de la ridiculez concebida por el microscópico criterio de algún maestro de música/milico frustrado, que hacen de esta manifestación un carnaval colorido y meloso en extremo.
Insisto, antes de lanzarles furibundas diatribas, deberíamos atesorar, querer, incentivar esta maravilla kitsch y aprovecharnos como buenos negociantes de la oportunidad e incluso promocionar estos desfiles como atractivo turístico.
Podríamos sugerir al ministerio de culturas que elaboren un spot de esos maravillosos de "Bolivia te espera", promocionando este manifestación kitsch.
Se imaginan el videíto con imágenes de los ridículos de la bandita de marras, esos que se hincan poniendo cara de veteranos de guerra o de la bandita que usa Gaitas! haciendo alarde nuestra gran tradición escocesa, celta o vasca?!!! O el paso de “ejerció” de un liceo de señoritas que levantan un solo pie hasta la mitad como ensayando una patada a un gato imaginario?… Estoy seguro que a más de un orureño nos llevaría hasta las lagrimas ver estas manifestaciones de lo kitsch en un video que nos promocione a nivel mundial como obra maestra del patrimonio kitsch tangible, ubicable, mirable, palpable y olible de la humanidad.
Mientras tanto, esta mañana salí a ver en un éxtasis sublime a los apócrifos soldaditos beneméritos de alguna ch’ampa guerra desfilar gallardos y donosos exhibiendo sus charretreas, flamines gaitas, liras y timbales con tal unción marcial que ya hubiera querido el buen Aníbal para entrar en Roma orgulloso de sus conquistas.
La música, es otro tema, que mas allá de entrar en erudiciones, también deberíamos atesorar esas desafinaciones lastimeras y estridentes como otra forma de kitsch musical.. Siempre habemos negados musicales que confundimos el circo con la buena música.
Luego de mi recorrido por el desfile estudiantil y con lagrimas en los ojos, me senté frente a la computadora con la esperanza de que un buen día en algún lugar del cerebro kitch de algún profesorcito kitsch, se le ocurra innovar y elucubre una banda de guerra de las galaxias y salgan a desfilar vestidos de astronautas. Ese día, que lo veo muy cercano al paso que vamos, será nuestra graduación como la capital kitch del universo conocido.
Este humilde ciudadano espera con ansias que ese día llegue para poderse graduar de profeta kitsch.
Mientras eso sucede, me voy alistando para el desfile de esta noche, en el que nuevamente veremos a los émulos celtas tocando gaitas y a los soldaditos ingleses haciendo malabares marciales luciendo sus cordones, charreteras y cascos prusianos.
Que viva Bolivia kitsch, carajo!!!
COLOFÓN:
La palabra kitsch (/ˈkɪtʃ/) se origina en el término yidis etwas verkitschen.1 Define al arte que es considerado como una copia inferior de un estilo existente. También se utiliza el término kitsch en un sentido más libre para referirse a cualquier arte que es pretencioso, pasado de moda o de muy mal gusto
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