Mi mujer es una bruja!

Abro esta confesión con un cierto temor a las represalias que pueda sufrir.
Por eso y para que el mundo lo sepa, voy a comenzar esto como se suelen iniciar los testamentos.
Yo: José zabalaga Ortega, en pleno uso de mis facultades mentales y físicas testifico que voy entrando al segundo año de vida a lado de una bruja.
Un ser que sin ser verde o arrugado o volador en escoba; es un ser que conoce de las artes mágicas como ningún otro.
Es una mujer capaz de obrar magia con los números (su especialidad), en una suerte de numerología con la que te explica cada pequeño entuerto de la vida.
Es una bruja que tiene la capacidad de hacer hechizos a distancia con la magia de su mirada, cuando te clava ese par de ojos ambarinos y tu empiezas a sentir que olfateaste profundamente una mata de floripondios y que tu voluntad ahora es parte del libre albedrío de la interfecta.
O cuando sonríe y pone los parpados a medio toldo y con voz ronca, lenta y cadenciosa te dice: "que has dicho pedazo de estúpido?"
Uno siente que la voluntad flaquea y que tu bruja, si mi bruja es dueña del todo mio habitable, tangible...
Hace hechizos, bebedizos, conjuros, esos últimos son su arma mas poderosa, especialmente en esos días grises cuando sientes que el mundo no vale ni mierda y ella con su palma en mi hombro conjura los elementos y la "grisedad" del día se esfuma como por ensalmo y no puedo menos que sonreír con mi incompleta sonrisa.
Es una bruja, muy poderosa, estoy seguro y me tiene atrapado en sus redes!
Ayer no mas lo volví a verificar, cuando sin que mediara motivo alguno, me abrazó en silencio y pude sentir como la magia invadía cada pequeño resquicio del profundo de mis adentros.
Como decía el buen Benedetti:
o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.
Mi mujeres una bruja!
He dicho!

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