Debo admitir que esta vez sufrí el concierto de la Orquesta sinfónica de Oruro!
Y no porque su ejecución haya sido mala, de ninguna manera… el entorno es el que casi me llevo al suicidio!
Mi buen amigo Jesús Elías director de la orquesta sinfónica de Oruro, tuvo hace mucho la fantástica idea de llevar la música culta a un público no acostumbrado a este tipo de manifestaciones musicales y muchos se lo agradecimos pues en una ciudad por definición culta, ya era hora que alguien se ocupe de mejorar la estupidez musical de la gran “populis” que escucha aberraciones como Arjona, los misóginos reguetoneros o peor aún ese aborto musical: la música chicha!... Hace algún tiempo hable con un amigo sociólogo que salió en defensa de la música chicha esgrimiendo un montón de argumentos de orden sociológico que justificaban la existencia de ese nauseabundo género, pero más allá de argumentos extraídos con fórceps de la sociológica mollera de este amigo; es menester admitir que la música culta es por definición el más alto genero de cuantos existen.
La orquesta sinfónica en un arranque de genialidad tuvo a bien idear, ensayar, representar y por ultimo convencer con sendos conciertos de música “popular” como se conoce dentro del género culto a otros géneros que no corresponden a la “música clásica” como la conocemos los menos cultos y es así que para desilusión de los adolescentes “poperos” no hicieron conciertos con la “música” de Justin Bieber o los andróginos One direction, sino más bien tuvieron el tino de llevar, por ejemplo, la música de nuestro carnaval a un escenario sinfónico o la prolífica y ad-hoc producción de los maestros compositores durante el periodo de la guerra del chaco.
Una temporada que tuvo gran éxito fue la de “Música de películas” idea de su director el maestro Jesús Elías y que nos permitió a los orureños de a pie disfrutar de esas melodías que se nos grabaron a fuego en nuestro subconsciente y llevaban a una sala de concierto, emociones vividas en un cine!
.. y la cosa no quedo allí, en conciertos futuros tuvieron a bien incluir en el programa temas característicos de programas de televisión, dibujos animados y algún show infantil de antaño que hogaño nos provoca nudos en la garganta cuando escuchamos la tonadita y el flashback a nuestra infancia es inevitable.
Ayer en la noche asistí a uno de estos conciertos de “música de películas”, pero en rigor debo admitir que más que disfrutarlo, lo sufrí!
De pronto la idea de llevar la música sinfónica a las masas me pareció espantosa!
De pronto añore que esa sala, sea un escenario más culto y el público asistente también sea un poquito más culto!
Entre los gritos estridentes del cagón de dos años que llevaron a fuerzas al concierto, el apócrifo crítico de cine con ínfulas de comentarista deportivo sentado detrás mío y que comentaba cada nota del concierto y que hacia absurdas acotaciones cinematográficas demostrando su ignorancia en el tema además de su crianza, seguramente en un corral; sufrí este concierto!
Muy a pesar de sonar clasista e irreverente con mis amigos de la orquesta sinfónica, pienso que estos conciertos deberían no más hacerse en escenarios menos populares para que los asistentes podamos disfrutar de esta música que si bien no es habitual, ni siquiera para el ignorante autor de estas líneas; igual la disfrutamos cuando es posible.
Un mínimo de cultura ciudadana es menester para asistir a un evento de estos.
Un escenario adecuado con reglas de comportamiento y con restricciones a la hora de admitir el ingreso me parece lo más saludable para poder apreciar conciertos como el del pasado miércoles.
Sé que estamos viviendo una época de pluralidad y que tenemos leyes contra la discriminación y todo eso, pero les parece correcto ir a un concierto de estos con tu chica y un par de hamburguesas y tragar con la boca abierta como lo hizo una pareja sentada a unos metros del lugar donde estaba este humilde ciudadano?!!!
Zapatero a tus zapatos y en este caso “orquesteros” al salón de conciertos!
He dicho!
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