
Parto este confesionario con ese atemorizante epígrafe, máximo ahora que finalmente tengo una muy buena mujer a mi lado.
Creo que por fin se terminó mi larga racha de achuntarle a cuanta loca se me ponía por delante.
Parece que por fin terminó esta larga ruleta de locas en la que obviamente perdías cuando ganabas.
Y la “joyita” protagonista del sueño no fue la excepción.
Era una morena, alta y delgada que pasaba por bonita, caminaba...